Historias de líderes: Chris Lowney


Parece ser que Lowney abandonó «la Compañia» en 1983 y desde entonces es consultor de otras compañias, su libro «El liderazgo al estilo de los Jesuitas» parece ser está de moda en el mundo latino; publicado en 2004 traslada al mundo de la empresa los principios de  los Jesuitas.

Adjunto entrevista  Tomado de SEMANA ECONÓMICA

Entrevista a Chris Lowney:

«Si vas a casa y no te sientes bien con lo que pasa en tu compañía, simplemente vete»

Por Héctor Collantes

Ex jesuita convertido en banquero y ahora filántropo, trabajó en banca de inversión en el JP Morgan y lidera hoy una organización por los niños. Recientemente fue nombrado miembro honorario del claustro de la Universidad del Pacífico, durante su visita en Lima.

¿Qué habilidades personales deben tener los gerentes en esta crisis?
Lo primero que necesitamos es personas deseosas de poner el bien de la compañía, los accionistas y el país antes que el propio interés. Es un gran reto porque nadie llega a gerente general a menos que sea muy ambicioso, es un hecho y nada hay de malo con la ambición. Tuvieron que ser muy agresivos, saben cuánto pueden ganar en esas posiciones y ahora ven desincentivada esa ambición. ¿Puede cambiarse la regla?

Lo segundo que necesitamos son personas con buen juicio. Los negocios son ahora muy complicados. Necesitamos personas que quieran vivir con esa complejidad, ambigüedad, dificultad y desean trabajar fuertemente para solucionar problemas complicados. Muchas veces vemos personas que simplemente no tienen el valor de oponerse.

¿Cuál es la manera inteligente de ponerse en contra de decisiones inmorales?
Les es más difícil a personas muy jóvenes dentro de la organización, usualmente recién graduados que sienten algo contra lo que se está haciendo en su área. Sienten que si abren sus bocas no influenciarán en el cambio de decisión y sólo conseguirán dañar sus carreras. Debes, antes que todo, sentirte bien como ser humano. Si vas a casa y no te sientes bien con lo que pasa en tu compañía, simplemente vete.

Para personas con más experiencia, como yo, la respuesta es liderazgo. En el diccionario se entiende por apuntar a una dirección e influir en otros para que lleguen allí. Lo primero es tener un sentido o dirección a dónde ir. Lo segundo es tener pasión o voluntad para convencer a todos de que es lo debe hacerse. En la vieja escuela el jefe dictaba órdenes, cualquiera que trabaja sabe que eso es historia antigua. Debes ganar su apoyo, lealtad, confianza, honor, esa es la realidad actual. Muchos gerentes no lo creen ni aceptan. Muchas veces, cuando promovía gerentes encontraba que se quejaban de que las personas no los seguían, les dije que debían anunciarles el porqué debían seguirlos, debían convencerlos.

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¿Eso parte del autoconocimiento?
Sí, absolutamente. En las universidades me preguntan si deberían ir a Wall Street porque les atrae pero al mismo tiempo presienten que podría ser algo sucio. Siempre les digo: «miren, esa es una carrera excelente pero no vayas si no sabes quién eres». Las personas que se metieron en problemas y pusieron a sus empresas en dificultades no sabían quiénes eran, sólo querían hacer dinero. Los que saben que quieren tener éxito y hacer dinero pero también tienen un sentido claro de lo que es la vida, para qué están aquí los seres humanos, que saben que tienen una columna vertebral, también saben que hay cosas que no pueden estar bien.

¿Cómo diría que uno puede autoconocerse en el mundo de los negocios?
El problema actual es el de cómo lidiar con la urgencia: no vemos más allá de una hora por delante. Creo que es en la universidad que debes fundar un espíritu de autoconocimeinto. Siendo francos, a veces en Estados Unidos, las declaraciones de valores de las compañías son basura (bullshit), sólo una etiqueta bonita para lo que sucede en la compañía. Las empresas no tienen valores, son los seres humanos quienes tienen valores. Son ellos quienes deben saberlo por sí mismos. Deben tener respuestas a cómo tratar a las personas. Son preguntas difíciles de responder pero no difíciles de hacer. Haz el trabajo de descubrir quién eres. Nosotros respondemos a esas preguntas desde nuestras tradiciones, como las que me da el ser cristiano católico. De la misma manera, tu familia, tu comunidad o tu país te enseñan cómo relacionarte. Te ayudan a decidir quién quieres ser.

¿Y cómo recomienda ejercitar el autoconocimiento?
Muchas de las ideas de las que hablo se volvieron claras en mi mente cuando tuve que escribirlas. Es un ejercicio muy interesante. A veces tenemos ideas o creencias dentro de nosotros que nos hacen portar de cierta manera sin que sepamos por qué. Cuando te fuerzas a escribirlas, te ayudas en el proceso de clarificación de tus ideas. No todos necesitan escribir un libro.  Otra cosa es que el cambio y la crisis son usualmente muy buenas oportunidades para aprender. Digamos que te despiden, entonces debes pensar qué deseas en la vida. Similar a si quieres una promoción que no obtuviste. Puedes obtener muchos frutos de esos momentos difíciles de pasar.

El Perú es un lugar interesante ahora. ¿Es esta una buena oportunidad para que los empresarios peruanos destaquen? ¿Cómo deberían hacerlo?
No tengo buenas bases para comentar esto. Puedo decir que la diferencia es increíble respecto de 10 años atrás. En esa época no resultaba tan natural caminar por la calle pues la gente tenía mucho miedo de salir. Como observador externo digo que este lugar tiene mucho potencial, ustedes tienen recursos humanos muy profundos, gente muy bien educada, tantos recursos naturales de tantas clases. Muchas conexiones norte-sur con Estados Unidos, este-oeste como portal para el Asia. A veces, cuando llegas a un país cuesta mucho responderte qué tienen para ofrecer como para crecer, pero en el Perú no tienes que hacerte esa pregunta.

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¿A qué se refiere cuando habla de amor en el mundo del trabajo?
El amor es una idea difícil de tener. No me refiero a que debería irse por allí abrazando a todo el mundo. Los ejemplos como Enron o similares no se habrían dado si sus ejecutivos hubiesen amado a sus empleados. Ellos no habrían apostado tan descuidadamente el futuro de tantas personas, sus ahorros, pensiones y carrera para volverse ricos a través del fraude. A eso me refiero con la utilidad del amor. Si trabajas con seres humanos, cuida de ellos y descubre qué les debes solo por el hecho de estar allí.

Hoy en día, respeto es el concepto adecuado pero muchas veces se ha convertido en un concepto vacío. La manera en que uso «amor» es como palabra provocativa pero creo que es cierto. Una de las definiciones filosóficas lo describe como la voluntad de hacer el bien por los demás. Por ejemplo, si amas a tu mujer quieres que ella sea feliz, que pase por buenos momentos. Así se vuelve muy aplicable en el lugar de trabajo. Debes querer buenas cosas para tus trabajadores: desarrollar su talento, darles retos, que estén bien recompensados para apoyar a sus familias. Para tus clientes deseas un buen producto. Para los accionistas, un buen retorno para sus inversiones. Es una idea muy útil.

En algunas encuestas para Estados Unidos la mitad de las personas se sienten infelices en sus trabajos, sólo el 40% confía en su propio gerente y cerca de la mitad se preocupa frecuentemente por no perder su trabajo. Cualquier idiota sabe que es imposible ser productivo en este ambiente. Cuando hablo de esto mi punto es simple: Quiero, como inversionista, hacer tanto dinero como sea posible si las personas en la empresa están felices, son productivas, se desarrollan, crecen, usan su talento, así se hace en el trabajo.

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